En la ventana, esa ventana que siempre me pareció tan fantástica y llena de vida, veía caer finas gotitas de lluvia en un leve llanto que a mi parecer imitaban lo propio recordándome la escena pasada donde fui el personaje que nunca me ha gustado, por eso al salir de la ducha me detuve un rato frente a ella, prestando oído a esa lluvia siempre tan amable, el verde me saludaba como siempre y eso me volvió a entristecer porque al vivir en la altura y con la ventana saludando la copa de los árboles sentía que mi hogar era un nido y yo un pajarito que se había quedado mudo, esos pensamientos nostálgicos me visitaban para dejarme la risa blanca y en eso estaba cuando recordé que esperaba a mi amiga que llegaría a las 6 y eran las 6 un cuarto o algo así, entonces me vestí rauda, completamente de negro en una manifestación inconsciente de lo interno, luto perfecto para mí sueño y bajé las escaleras, seguía lloviendo, finísimos hilos de agua caían a la tierra y ese olor a humedad me reconfortó un poco, llegué a la salida del condominio, los autos pasaban dejando sus huellas luminosas en el asfalto mojado, pasaron unos minutos y en la esquina aparecieron los tres invitados, mi amiga y sus acompañantes, entre ellos estabas tú...
esperando la Dos ...
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